martes, 27 de marzo de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 7

La lluvia caía sin cesar, una lluvia suave pero constante que poco a poco iba calando, tras varias semanas de camino por fin los dos hombres llegaban a su destino, quien sabe si seria el principio o el final de su camino, Middenheim se alzaba ante ellos, majestuosa, con sus altas murallas grises dándoles la bienvenida, hasta ella les había llevado la búsqueda que tanto esfuerzo les había costado encontrar, pero si sus sospechas se hacían realidad necesitarían de todo su coraje y pericia para salir con buen pie de todo aquello, si sus sospechas eran ciertas, lo que parecía un grupo de nobles adinerados jugando a formar una sociedad secreta podía estar encubriendo algo mucho mas peligroso.

Dos días, dos días moviéndose por la ciudad habían dado para mucho, casi con toda certeza habían dado con el hombre que buscaban, hoy saldrían de dudas,  debían moverse con mucha cautela para no llamar la atención, mientras uno de ellos se encaminaba al barrio de Ostwald, su compañero se dirigía a entrevistarse con una mujer de rubios cabellos y ojos verdes, Charlotte, así se hacia llamar, mientras tomaban una copa contemplaban un lago en el que nada se veía reflejado salvo su interior, fueron hablando cerciorando las sospechas que ya tenían, quizás fuera la bebida o el calor pero poco a poco la vista se le nublaba mientras una dulce voz iba susurrándole cosas al oído, de repente la paz y la oscuridad cayeron sobre el..., un traqueteo de carreta le hizo despertad, desconocía el tiempo que había pasado, la oscuridad aun seguía hay, atado y  encerrado en lo que parecía ser un ataúd o caja...



Tras haber presenciado la Corrida de Minotauros se encaminaron al barrio de Gelmund, tenían un par de horas hasta las siguientes actividades del Carnaval, tras entrar en una posada Nikkit y Erwin entablaron conversación con el posadero consiguiendo averiguar que donde tenían que llevar la caja que Mathias Bluncher les había dado había sido tapiada por haber habido adoradores de los Dioses Ruinosos, tres Cazadores de Brujas habían llegado hacia tres semanas desde Altdorf y habían quemado a todos los habitantes de la casa, tanto a los que vivían en el piso superior como al viejo Scholfin y su familia, que regentaban una tienda de cerrajería en la planta baja, por otro lado Ogmund moviéndose por la posada entre la gente fue oyendo varios rumores, desde que la tensión entre el Gran Duque Gustav von Krieglitz de Talabecland  y el Gran Príncipe von Tasseninck iba en aumento por la acusación de este ultimo de la muerte de su hijo, también que la salud del Emperador empeoraba cada día sin que ni siquiera los Hechiceros o Sacerdotes pudieran hacer algo, también la gente estaba preocupada por los Fuegos Artificiales del Estanque Negro, este año se esperaba que no serian tan impresionantes como otros años, muchos de los Hechiceros que se encargaban de ello habían abandonado la ciudad, también pudieron averiguar que el máximo representante de los comerciantes era un hombre extranjero, seguramente un sureño, que había llegado a la ciudad hacia mas o menos un año, había ascendido con premura hasta alcanzar un gran puesto en la ciudad, aunque tenia fama de estafador, corrían rumores que había estafado al Campeón del Graf Dieter Schimiedhammer en la compra de unos caballos, su nombre era Gotthard Goebbels, de 1,75,  pelo negro con algunas canas y barba recortada.
Sin tiempo que perder Ogmund y Nikkit se dirigieron hacia los Jardines Reales para presenciar una obra de teatro, pero para desgracia de ambos solo la aristocracia o aquellos que disponían de invitación podían entrar, tras sopesar Ogmund seriamente la posibilidad de intentar robar la invitaciones a algún incauto desprevenido que si las tuviera prefirieron no arriesgarse y dar media vuelta para dirigirse hacia la Real Escuela de Música, donde se encontrarían con Erwin y Wanda, en ella pudieron ver al Doktor del Príncipe Stefan, Luigi Pavarotti era uno de los participantes, demostrando tener una voz poderosa al igual que un cuerpo enorme, entre el publico pudieron distinguir a Gotthard Goebbels, con paciencia esperaron hasta que la actuación acabo y poco a poco los asistentes fueron saliendo, observaron que Gotthard no se detuvo con nadie mas de la cuenta y con sigilo Nikkit y Erwin lo siguieron hasta el distrito de Gelmund hasta averiguar donde tenia su mansión, Ogmund los perdió a mitad de camino y junto a Wanda regresaron el Hostal de Las Armas del Templario.
Mientras tanto Nikkit y Erwin regresaban cuando de repente Erwin se dio cuenta como alguien vestido de purpura y con una capucha tapándole la cara se apoderaba de la bolsa del dinero de Nikkit, con un grito de advertencia tanto Erwin como Nikkit salieron en persecución del ladrón, durante la persecución chocaron y esquivaron a distintos transeúntes que había por las calles hasta llegar agotados a la Plaza de  los Marciales, allí cogieron al ladrón o mejor dicho ladrona, la cual al verse capturada soltó rápidamente la bolsa del dinero al suelo, era una muchacha pelirroja a la cual Nikkit sin muchos miramientos la cogió del pelo para por un lado que no escapara y por otro poder ver que en el cuello o hombros no llevara ninguna mano color purpura tatuada, mientras esto ocurría un grupo de guardias llego abriéndose paso entre la gente, la mujer negó que hubiera robado nada y acuso a Nikkit de querer secuestrarla o algo peor, los guardias enseguida dejaron marchar a la mujer y sin sin mas intentaron que Nikkit les acompañara o por las buenas o por las malas, tanto Erwin como  Nikkit estaban tan sorprendidos como enfadados y cuando Nikkit estaba a punto de sacar su daga para abrirse paso entre la gente el guardia empezó a reírse, al igual que el resto de la gente allí congregada, seguido de aplausos y varios vítores, el guardia les contó que Nikkit había sido el Paleto del Carnaval, que era una tradición el elegir a un visitante de la ciudad para durante el primer día de Carnaval hacerle una pequeña broma, así con cara de pocos amigos Nikkit y Erwin pudieron volver tranquilamente hacia el hostal donde se pudieron reunir con sus compañeros que allí les esperaban.





A la mañana siguiente se dirigieron al Templo de Ulric, su intención era entrevistarse con Ar-Ulric, pero allí no estaba y no se sabia si hoy iría por allí, durante esta semana era impredecible saber donde podría encontrarse, abandonando el Templo decidieron ir a visitar el Gremio de Ingenieros Enanos, allí pudieron observar que había bastante movimiento, preparándose para abandonar la ciudad en breve, pudieron entrevistarse con el encargado de la Comisión de intereses Enanos en la ciudad, el enano Thognar, este les mostró el enfado y malestar general hacia el el juglar de la corte, el elfo Rallane, estaban seguros que el había sido el detonante de que se les impusiera el impuesto a los de su raza, tenían intencion de presentar una queja formal al Graf Boris y de tener unas palabras en privado con el elfo si caía en sus manos, también les corroboro la mala fama del representante de los Comerciantes y de que el rumor de que había engañado al Campeón del Graf era cierto, aunque este ultimo en su día había defendido a los enanos y por eso lo consideraban un amigo, en las ultimas semanas le habían oído hablar en favor del impuesto sobre ellos, era amigo de los dos elfos de la corte, seguramente sus lenguas viperinas le habían ido convenciendo de dar la espalda a sus amigos, sin mucho mas que hacer allí y tras haber tomado varias jarras de cerveza con el enano abandonaron las estancias del gremio para salir a las calles de Middenheim, la mañana ya se había ido y mientras se encaminaban a comer fueron encontrados por el pilluelo Mathaus, traía noticias de los hombres que tenia que buscar, efectivamente habían entrado en la ciudad hacia un mas o menos un mes, habían estado alojados en un hostal durante dos días, después no volvieron a aparecer por allí, ni siquiera para recoger sus pertenencias, las cuales a la semana de déjalas abandonadas se deshicieron de ellas, tras darle los peniques de plata acordados Nikkit le entrego unos pocos mas para que averiguara quien organizaba la broma del paleto

miércoles, 21 de marzo de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 6

La noche caía sobre las calles de Middenheim, aquí y allá se podían oír los ecos de pasos alejándose, era hora de regresar a casa a descansar, mañana empezaba el Carnaval y había que guardar fuerzas para toda una semana llena de celebraciones y espectáculos, aun así en los locales de moda de la ciudad la gente con clase hacia por dejarse ver, jóvenes de alta alcurnia o de importantes mercaderes, vestidos con las ultimas tendencias, aunque fueran estrafalarias y ridículas ante los ojos de la mayoría de personas del Imperio, sentado en la barra, con un cóctel que marcaba tendencia, un hombre observaba a la alocada juventud que allí se agolpaba, con sus ojos buscaba a a aquellos que estuvieran dispuestos a dar un paso mas a sus ya alocados placeres que la vida les podía aportar, dando un suave sorbo a su copa se levanta de su silla para con paso tranquilo acercarse a un grupo de jóvenes con la promesa de un Carnaval lleno de placeres y diversión...



Tras haber recuperado fuerzas durante la comida,Erwin, Ogmund y Nikkit se dirigieron hacia la zona del Palacio para intentar ser atendidos por el Juez Supremo Karl-Heinz Wasmeier, allí tuvieron que presentar la carta que el Alto Hechicero Albrecht Helseher les había entregado para que el Capitán de los Caballeros Pantera accediera a dejarlos pasar, no sin antes haberlo consultado con el Juez, Karl-Heinz Wasmeier de unos 40 años, alto con el pelo castaño y ondulado les observaba desde detrás de un gran escritorio, con una mano aguantando su mentón escucho todo aquello que le tenían que decir, intentando responder  a sus preguntas sin que por ello violara el voto de silencio que tenia a lo que entre los tres Jueces se debatía, aunque como aun miembro del gremio de Hechiceros el nunca iría en contra de los intereses de estos, desconocía quien había sido el origen de la idea de los impuestos a los Enanos, Clérigos y Hechiceros, no sabia si había sido idea de algún Juez, o si esa proposición la había planteado una tercera persona o grupo, aunque el sospechaba pero sin tener ninguna prueba de ello, que quizás los Mercaderes pudieran estar detrás de todo esto.

Sin mucho mas que sacar de aquella conversación se despidieron abandonando el Palacio, poco mas se podía hacer por hoy, salvo entregar la caja y la carta del encargo del señor Mathias Blucher, con la ayuda de 20 peniques de plata contrataron a un mozo para que llevara la caja y la carta a la dirección que figuraba en ella, con una distancia prudencial lo siguieron para comprobar que sucedía y que realmente el mozo hiciera su trabajo, el chico llego hasta la dirección, era una casa de cuatro plantas donde la planta baja parecía haber sido una cerrajería, el chico tras permanecer unos segundos delante de la puerta se dio media vuelta desandando el camino por donde había venido, cuando se volvieron a encontrar les contó que allí no había nadie, es mas el edificio había sido cerrado y signos de Ulric habían ido pintados en los tablones que cerraban la puerta y ventanas.

Con esas noticias se dirigieron a la posada donde cenaron en el comedor privado del dueño Uli Breitner, junto a sus tres trabajadores, la cocinera y otro invitado, un Halfling llamado Addic, mientras cenaba les contó que era músico, venia dos veces al año a la ciudad para tocar durante la Festividad de Shallya, la ultima noche de carnaval los niños de la ciudad se disfrazaban de monstruos y el con la música de su flauta los calmaba y los iba dirigiendo, mientras la gente les iba dando pastelillos y caramelos, para Addic era todo un privilegio el poder ayudara a la Sacerdotisa del Templo de Shallya y a los niños, y con esa historia todos se fueron yendo a dormir.

Al día siguiente desde primera hora ya se podía notar el ajetreo del comienzo del Carnaval, nuestros tres aventureros encaminaron sus pasos hasta la Plaza de los Marciales donde pudieron ver como en ella el Campeón del Graff Dieter Schmiedehammer combatía con aquellos oponentes que  creían que le podían derrotar, lo cual en ese día no ocurrió, de allí marcharon hacía el Gran Parque para inaugurar la apertura de la Fiesta de la Cerveza, y aunque permanecieron en ella hasta la hora de comer no vieron a nadie reseñable, sin tiempo que perder volvieron a la Plaza de los Marciales a presenciar el primer día del Torneo de Tiro con Arco, en el torneo pudieron ver al elfo Allavandrel Fanmaris el Maestro de la Caza junto a Maximillian  Von Genscher  uno de los Comandantes Militares de Middenheim y una docena mas de participantes, el primer día de torneo fue ganado por Allavandrel, desde ahí otra vez desandaron el camino hacia el Gran Parque para acudir al imponente estadio Bernabau para asistir a la Corrida de Minotauros del primer día de Carnaval, no sin antes a causa de la insistencia de Erwin parar a comprar algo para comer y poder saciar el hambre de su compañero, una vez dentro del estadio pudieron presenciar luchas de gladiadores hasta llegar al final del espectáculo, un joven noble necesitado  venido de Altdorf seria el luchador que se enfrentaría al Minotauro, los primeros envistes de la vestía los fue esquivando con cierta gracia y agilidad, pero en un descuido el Minotauro lo corneo lanzandolo por los aires, aporreandolo mientras caía al suelo inconsciente, por suerte los operarios del estadio consiguieron reducir a la bestia y la volvieron a encerrar en la jaula de donde había salido, mientras se llevaban al joven inconsciente a la enfermería con las risas de los espectadores de ruido de fondo, poco a poco la gente iba abandonando el estadio mientras comentaban que mañana el Minotauro lucharía contra un enano y que el Minotauto del tercer y ultimo día de Corridas aun no tenia a nadie como rival, en el tiempo que estuvieron en el estadio pudieron ver que el Campeón del Graff se sentaba junto a los tres Comandantes de la Ciudad a ver las distintas luchas que allí se disputaron.




martes, 13 de marzo de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 5.

Poco a poco las primeras luces del alba iban iluminando la ciudad de Middenheim, poco a poco sus gentes empezaban a hacer sus quehaceres diarios, los artesanos empezaban a abrir sus tiendas y talleres, los mozos hacían los recados que se les había asignado, los sacerdotes empezaban con sus rezos matutinos, mientras en una habitación un hombre se levantaba cansado y atemorizado, sentado en la cama con las manos aguantándole la cabeza meditaba que podía hacer, durante un mes se preguntaba lo mismo todas las mañanas obteniendo siempre la misma respuesta, nada..., no muy lejos los rayos de luz iluminaban un estudio donde otro hombre ojeaba unos papeles , con cara de satisfacción repasaba que todo estuviera en orden, ya faltaba poco para el gran momento, ya casi podía acariciarlo, por fin el poder que tanto deseaba seria suyo..., mientras un hombre antaño poderoso, con sangre Todbringer corriendo por sus venas, languidece lentamente aferrado a su trono observando como sus súbditos iban y venían trayendo noticias y susurrándole consejos al oído...




Erwin, Ogmund y Nikkit dejaron el equipaje en la habitación al cargo de Wanda y intentaron aprovechar lo que les quedaba de tarde, primero encaminaron sus pasos hacia el templo de Sigmar, allí tras ser atendidos por un novicio y tras ver el sello del Gran Teogonista que portaba Ogmund fueron llevados ante el Gran Capitular Werner Stolz, tras contarle lo sucedido en el santuario de la piedra negra y dar gracias a Sigmar por la salud del Gran Teogonista se mostró a ayudarles en lo que pudiera, pero por desgracia su poder en la ciudad era mínimo, con esa promesa de dirigieron al gran templo de Ulric, allí fueron atendidos por alguien de confianza de Ar-Ulric, FranzFassbinder, el cual les comunico que       Ar-Ulric no se encontraba en el templo, tras mucho insistir consiguieron que a primera hora del día siguiente se entrevistaran personalmente con Ar-Ulric, de el poca ayuda pudieron obtener, salvo la certeza del estado de nervios y de angustia en el que se encontraba.




Después de la visita al Templo de Ulric, y tras haber entregado la carta del Gran Teogonista a Ar-Ulric caminaron de nuevo al hostal donde se hospedaban para recoger a Wanda y ir a visitar el gremio de Hechiceros, pero por el camino conocieron a Karl Matthaus, un pilluelo de 13 años vestido con harapos, el cual en su huida de un vendedor de pasteles Halfling se acerco a nuestros Héroes en busca de ayuda, Nikkit se encargo de solucionar el problema pagando el pastel robado a su compatriota y entablo una conversación con el pilluelo, el cual estaba a cargo de otros cuatro compañeros, al final llegaron a un acuerdo, les pago un penique de plata a cada uno para que buscaran por las posadas de la ciudad a Johan y Hans, con la promesa de una corona de oro si encontraban alguna noticia sobre ellos, después de este percance y ya con Wanda entre ellos se dirigieron a la Sede de el Gremio de Hechiceros, en ella Erwin tubo que hacer uso de todo su carisma para que le dijeran al Gran Hechicero  Albrecht Helseher que venían de parte de un buen amigo suyo, Hieronymus Blitzen, ese nombre les abrió las puertas del gremio, haciendo que sus ruegos fueran atendidos, Albrecht Helseher y su guapa ayudante Janna Eberhauer les escucharon atentamente mientras le contaron todo lo sucedido con la piedra de disformidad, , desconocía si la piedra se encontraba entre los muros de la ciudad, si así era estaría a buen recaudo ya que no había habido indicios de su presencia, en cuanto a Gotthard Wittgenstein estaba seguro que no estaba en la ciudad, por lo menos no con ese nombre, les contó como los últimos impuestos dictados estaban debilitando la ciudad, los impuestos sobre Sacerdotes, Enanos y Hechiceros eran desproporcionados, si antes de que terminase el Carnaval no eran retirados  la gran mayoría abandonaría la ciudad dejándola sin apenas  protección, desconocía si Gotthard Wittgestein tenia algo que ver con esto, pero era de vital importancia averiguar quien estaba detrás de los impuestos antes de que acabase el Carnaval y se hicieran efectivos, seguramente el Canciller Sparsam era el responsable de animar al Graf Boris a que firmara el impuesto sobre los Hechiceros para llenar aun mas las arcas, ademas le había realizado proposiciones indecentes a Janna cuando fue a pedirle explicaciones por los nuevos impuestos, también corría el rumor por la ciudad de que el juglar de la corte, el elfo Rallane Lafarel había tenido mucho que ver en el impuesto sobre los Enanos.

Por ultimo les informo que los impuestos habían sido redactados y aprobados  por los tres jueces supremos, habían sido aprobados sin tener unanimidad,uno de ellos había votado en su contra, ese tenia que haber sido Karl-Heinz Wasmeier, el cual antes de Juez Supremo  había pertenecido al gremio de hechiceros, los otros dos jueces eran Joachim Hoflich que tenia fama de ser duro y arisco, y Reiner Ehrlich el cual estaba atravesando una profunda depresión, los jueces se mantenían al margen del resto de gente para ser imparciales, pero Albrecht Helseher les redacto una carta para que pudieran ser atendidos por el juez Karl-Heinz Wasmeier.

Janna Eberhauer les aconsejo que si querían acercarse a la gente que se movía cerca del Graf Boris los diferentes actos del Carnaval eran una buena oportunidad, no lo conocía en persona pero el Juglar de la corte el elfo Rallane Lafarel quizás fuera de los mas asequibles por su naturaleza alegre y vividora, aparte de su conocimiento de la corte, sin mas que decir y con la promesa de Janna de que se verían por el carnaval abandonaron el gremio de Hechiceros camino al Palacio, no sin antes parar a comer y preparar el encuentro con el Juez Supremo.

martes, 6 de marzo de 2018

EL ENEMIGO INTERIOR. EL PODER TRAS EL TRONO. Sesión 4.

Algo iba mal, un escalofrío le recorrió la espalda, de reojo miro hacia detrás donde los cuatro sacerdotes que le acompañaban estaban rezando y ayudando en las ofrendas que allí se iban a realizar, pudo observar como se miraban entre ellos como esperando que algo sucediera, poco antes había escuchado como la puerta del santuario se cerraba con llave, podía levantarse y salir al exterior a pedir ayuda a sus guardias, pero eso arruinaría el propósito de haber venido hasta este lugar sagrado para los cultos de Sigmar y de Ulric, si quería dar una imagen de unidad no seria por culpa suya que eso no ocurriera, con fuerza Yorri XV aferro su bastón de Gran Teogonista mientras seguía rezando a Sigmar para que le protegiera y le diera fuerzas.



Después de la explosión que se produjo en el interior del Santuario hubo unos segundos de confusión,  rotos por los aullidos que emitían tres grupos de renegados siervos de Ulric que cargaban desde el bosque a los Templarios de Sigmar y a quienes con ellos se encontraban, en este caso nuestros esforzados héroes, fue una dura batalla en la que aun siendo superados en numero sus habilidades marciales fueron suficientes para decantar la victoria hacia su lado, no sin antes haber sufrido graves heridas, Erwin y Ogmund  estuvieron a punto de caer en el combate pero consiguieron aguantar de pie.

Erwin junto a Nikkit fueron los primeros que forzando la puerta consiguieron acceder al interior del Santuario, allí pudieron contemplar como todo había sido devastado, aun las llamas danzaban por las paredes y el techo, delante de ellos el cuerpo de uno de los sacerdotes yacía en el suelo envuelto en llamas, mientras los otros tres rodeaban a un tercero con recios ropajes que portaba un gran bastón, a su alrededor se podía apreciar una barrera de protección, todos estaban entonando salmos, por suerte Erwin y Nikkit despacharon con rapidez a uno de los sacerdotes, mientras el Capitán de los Templarios y Ogmund despachaban al otro, el tercero ardió entre llamas azuladas, el sacerdote vestido con recios ropajes se presento como  Yorri, al escuchar su nombre tanto Erwin como Ogmund lo reconocieron, ante ellos tenían al Gran Teogonista, aun no siendo muy devotos el tener a semejante persona delante imponía un respeto enorme, Yorri les fue dando las gracias uno por uno, hasta que cuando llego hasta Erwin no pudo evitar sonreír, al parecer su parecido con alguien de la corte de Altdorf era mas que evidente, y aunque Erwin intento sonsacar a quien se podía parecer Yorri prefirió mantenerlo en secreto, tras darles las gracias por su ayuda y tras haber escuchado los motivos por los que marchaban hacia la ciudad de Middenheim el Gran Teogonista les prometió que indagaría sobre los negocios de Mathias Blucher.



Mientras en la casa que había mas al norte del claro encontraron a los dos sacerdotes de Ulric que allí vivían, habían sido maniatados, sus dos compañeros de Sigmar no habían tenido tanta suerte y yacían muertos, los dos supervivientes contaron como por la mañana habían llegado los renegados y les habían sometido, contaban que el Gran Teogonista no era otra cosa que un Demonio que quería destruir el culto de Ulric y al propio Imperio, preocupado por los acontecimientos el Gran Teogonista les dio una carta para que se la entregaran al Sumo Sacerdote Ar-Ulric, en ella le contaba lo sucedido y lo apremiante de tomar medidas para poner remedio a la situación antes de que que eso ya no fuera posible, había tenido una entrevista secreta con el pero lo había notado ausente, como si otros menesteres le tuvieran ocupado, espereraba que con lo sucedido viera lo apremiante de la situación, también les rogó que acudieran al Templo de Sigmar en Middenheim y le contaran lo sucedido al Alto Capitular Werner Stolz, este les podría ayudar en lo que pudiera, para ello entrego a Ogmund un anillo con su sello personal, sin mas tiempo que perder el grupo de Templarios y el Gran Teogonista montaron en sus caballos para partir en dirección a Altdorf, no sin antes decirles que si necesitan cualquier cosa en Altdorf no dudaran en hacérselo saber.

Nuestros héroes partieron en sentido contrario, sus pasos les llevaron hasta la ciudad de Middenheim, gobernada por el Graf Boris Todbringer, Middenheim es una ciudad que nunca ha sido tomada, erigida allí donde Ulric puso su fuego eterno, encima de un peñasco de 165 metros de altura, fueron los enanos quienes cavaron túneles para poder llegar a su cima y poder construir la ciudad, sus edificios han sido construidos para durar y así llevan mas de 2000 años, los hechiceros también colaboraron con la construcción y la defensa de la ciudad, para acceder a sus cuatro puertas se construyeron cuatro viaductos que en su kilómetro y medio de longitud salvan los 165 metros de altura del peñasco, sus murallas de ocho metros de altura estaban siendo decoradas con banderas para la celebración del conocido Carnaval de Middenheim, el cual comenzaría en dos días,  mientras permanecen en la cola para poder entrar en la ciudad, un hechicero la abandonaba con todas sus pertenecías quejándose de que hasta por respirar les acabarían robando por vivir allí, su enfado y resentimiento eran considerables, también culpaba de ello al avaro Canciller Sparasm, cuando por fin llegaron a las puertas de entrada un grupo de milicianos les preguntaron si eran o habían sido sacerdotes o hechiceros, a Wanda se la llevaron aparte, y tras tomar nota de su aspecto y de su nombre se le impuso el pago de 50 coronas de oro, tanto al entrar como al abandonar la ciudad, así como al final de cada mes, el primer pago cumpliría al acabar la semana de Carnavales, también les aconsejaron evitar la zona Sur de la ciudad y que en la ciudad estaba prohibido portar armas de mas de un palmo de hoja, así que con esas recomendaciones y con el pago realizado entraron en Middenheim, en sus calles se podía apreciar el buen ambiente que había gracias a la proximidad del Carnaval, también había mucha gente, les costo encontrar una posada con una calidad precio aceptable, en Las Armas del Templario encontraron alojamiento para los días que estuvieran en la ciudad, allí dejaron sus pertenencias mientras pensaban que pasos tomar...