lunes, 31 de julio de 2017

EL ENEMIGO INTERIOR. MUERTE EN EL REIK. Sesión 9.

Todo a su alrededor estaba sin rastro de ningún signo de vida, los pocos arboles que aun se mantenían de pie estaban retorcidos sobre ellos mismos y la poca hierba que intentaba agarrarse a las yermas colinas era de un color verde luminoso, agitándose y emitiendo leves murmullos a su paso, delante un cráter dominaba la llanura, en el se había formado un lago de un agua mas negra que la propia Morrslieb, la cual daba la impresión de que se mantenía suspendida vigilante encima del cráter, alrededor del lago un grupo de menhires de tiempos antiguos se alzaban como guardianes, la mujer de rizados cabellos rubios se mostraba ansiosa de empezar a buscar aquello a lo que había venido hasta este maléfico lugar, junto a ella un hombre mas joven la acompañaba en semejante empresa, mientras apartados del cráter dos hombres fornidos y con trazas de guardaespaldas se mantenían vigilantes y nerviosos por lo que pudiera ocurrir en semejante lugar.

Tras varias dos días de infructuosa búsqueda la mujer y el joven que la acompañaba emprendieron el descenso de las colinas, en su cara se podía ver reflejada la decepción y la rabia de no haber conseguido aquello que habían venido a buscar, alguien se les había adelantado o sus cálculos no eran los correctos, ahora deberían recorrer un largo camino para salir de dudas, pero lo primero era abandonar las Colinas Áridas y llegar a Kemperbad, allí podrían recuperar fuerzas y decidir como acometer su empresa, tras varios días de descenso por fin llegaron al Ferry que les llevaría al río Stir, no sin antes haber perdido uno de los caballos al resbalarse cuando cruzaron el paso del río Narn, pero justo antes de llegar al Ferry al pasar por la posada que daba nombre a este un fuerte fogonazo se escucho a sus espaldas, una lluvia de pequeños fragmentos de metal volaron hacía el grupo, por suerte para el joven Ernst Heidleman se agacho por instinto justo cuando varios de estos fragmentos pasaban por donde antes había estado su cara, uno de los guardaespaldas recibió varios impactos por todo su cuerpo, pero sus gruesos ropajes consiguieron que no sufriera ningún daño, mientras el objetivo principal del disparo, Etelka, se giraba para ver como decenas de estos fragmentos se quedaban suspendidos a escasos milímetros de su cuerpo para seguidamente caer al suelo, aprovechando la confusión Ogmund salio corriendo daga en mano hacia Etelka saltando sobre ella y haciéndola caer del caballo, forcejeando en el suelo, mientras Erwin se enfrentaba al guardaespaldas que iba a pie, enzarzándose en un combate a muerte con espada y escudo, al otro lado del camino el otro guardaespaldas hizo muestras de una gran rapidez, en apenas un abrir y cerrar de ojos desenvaino dos pistolas descargando su munición sobre Nikkit, el cual sintió en sus propias carnes lo que el ya había infringido en varios de sus enemigos, aun así eso no le impidió ir en ayuda de su compañero Ogmund, forcejeando en el suelo en una lucha contra Etelka, a la cual le iba dando cuchilladas que la hacían emitir gritos de dolor a la vez que Ogmund sentía como si le abrieran las entrañas por el simple contacto con la hechicera, Nikkit intento ayudar a Ogmund pero en el forcejeo le fue imposible alcanzar a Etelka con su hacha y ante el ya tenia al pistolero que ya blandía espada y escudo para dar buena cuenta del Halfling.

Los siguientes segundos de combate fueron trepidantes, Ernst aprovecho la confusión para huir al galope, una vez alejado del peligro y antes de desaparecer por el camino de sus ojos emanaron sendos rayos que impactaron sobre la propia Etelka, ante tal traición esta emitió un grito de rabia mas que de dolor, el grito de dolor lo emitió instantes después al sentir como la daga de Ogmund atravesaba su garganta y su cuerpo flácido quedaba tendido en el suelo, poco pudo degustar la victoria Ogmund, tras rodar a un lado y sin fuerzas para mas todo se le fue nublando, sintiendo como un gran frío invadía su cuerpo cayendo en la inconsciencia, mientras Erwind tras defenderse de varios de los ataques de su enemigo en uno de estos envites dejo su guardia desprotegida, sin perder semejante oportunidad la espada de este voló hacia su pecho, pero Sigmar había dispuesto que este no fuera su día para morir, en el ultimo instante un tropezón sobre una piedra en el camino hizo que fallara el ataque evitando lo que hubiese sido la muerte de Erwin, este aprovechando la oportunidad consiguió herir al guardaespaldas pero con unos reflejos felinos consiguió reponerse volviendo a herir a Erwind  y en el envite  hacerle caer al suelo, una sonrisa se dibujo en el guardaespaldas, una ultima estocada y todo se habría acabado, por otro lado Nikkit intentaba a duras penas defenderse de su oponente, pero tras sufrir varias estocadas notaba como su vida se le escapaba, un ataque mas y quizás ya no lo contaría, pero al ver morir a la hechicera se le ocurrió una idea desesperada, al estar muerte Etelka ofreció a los guardaespaldas dinero por sus cabezas, durante unos segundos que parecieron interminables todo quedo en suspense, con Ogmund moribundo, Erwind con una espada apuntando a su cuello y Nikkit con apenas energía para mantenerse de pie su suerte estaba echada, tras pensarlo, el guardaespaldas que estaba con Nikkit puso precio a sus cabezas, 50 coronas de oro por cabeza, tras aceptar y soltar sus armas consiguieron reanimar a Ogmund, estaba muy frío y de un tono azulado, pero poco a poco fue entrando en calor y sintiéndose mejor, tras pagar a los guardaespaldas y sonsacarles que lo que la mujer hubiese ido a buscar a aquel maldito lugar no lo había encontrado partieron hacia Kemperbad.

En la mochila de la mujer encontraron un mapa enrollado y una bolsa de terciopelo con algo en su interior, cuando mas tarde abrieron el mapa vieron que era muy parecido al que encontró Nikkit en la torre de señales, tenia marcado la localización de las Colinas Áridas y aparte otra localización, que por la posición bien podía ser la de la maquina de señales, en la bolsa encontraron la llave de cinco puntas que en teoría les faltaba para completar todos los huecos que encontraron en la sala secreta bajo la maquina de señales que estaban construyendo los enanos, tras quemar el cuerpo de Etelka con la ayuda de el Druida Corrobretz  pasaron la noche en la aldea de Unterbaum donde se sintieron como en casa, al día siguiente y tras despedirse de tan amables gentes partieron por el río Stir hacia Kemperbad, navegaron durante tres días sin ningún contratiempo y sin parar siguieron rumbo a Altdorf remontando el Reik, tras una semana de viaje volvían a ver las grandes torres que destacaban por encima de la capital del Imperio, sin parase en ella la travesaron para realizar el ultimo tramo de su viaje, y tras cuatro días por fin desembarcaban en Delberz, sin tiempo que perder pusieron a Heironymus al corriente de la suerte de Etelka y de los últimos descubrimientos, a la vez que le pedían algo de ayuda ante lo que tuviera que ocurrir si seguían intentando desentrañar lo que perseguía la hechicera, Heironymus aun conservaba cierto poder dentro de la escuela de Magia Celestial en Altdorf, les proporcionaría la ayuda de alguien que como Hans les podría ayudar en su empresa, ademas de armas con una buena manufactura, tras descansar en Delberz durante dos días volvieron a partir hacia Altdorf acompañados por Heironymus, tras cuatro días navegando llegaron sin contratiempos, el propio Heironymus les guío por las calles de la ciudad pero tenían la impresión de que  nunca se acercaban a las torres  de los Colegios de la Magia, hasta que en una plaza el Mago les dijo que hicieran los mismo que el, tumbado en el suelo empezó a girar sobre si mismo mientras rodaba en el sentido de las agujas del reloj, atónitos ante lo que estaba haciendo de repente desapareció, tras unos segundos de desconcierto hicieron los mismo quedando un poco desorientados, al fijar otra vez su mirada estaban en la misma plaza pero con un tono mas luminoso y ante ellos se alzaba una gran torre a la que no alcanzaban a ver su cima, dos grandes puertas permanecían abiertas, en ellas les esperaba Heironymus, les acompaño por su interior, en ella iban y venían distintas personas, tanto de avanzada edad como adolescentes, cada unos pensando en sus propios asuntos, sobre sus cabezas en vez de techo veían como si fuera un cielo con distintas estrellas que emitían la suficiente luz para iluminar las distintas estancias por donde iban pasando, hasta que llegaron a una sala donde les esperaban un hombre de una edad parecida a la de Heironymus al que acompañaba un joven que resulto ser Sigfrido Von-Reuter, a partir de ese momento seria su nuevo compañero, según Heironymus tenia una mente privilegiada, pero nunca había salido de estos muros, aunque les seria de una gran utilidad deberían cuidar de el, tras acompañarlos hasta la salida con un fuerte abrazo a cada uno de ellos les deseo toda la suerte que pudieran necesitar, y con la sincera esperanza de volver a verlos pronto se despidió de ellos.

Tras andar unos pasos por la plaza al girar la vista hacía atrás la torre ya no estaba, lo que había parecido un hora escasa había resultado ser casi todo un día, habían llegado a la plaza a primera hora de la mañana y ahora estaba anocheciendo, sin tiempo que perder Erwin, Ogmund y Nikkit acompañados por Sigfrido volvieron al barco, allí estaban Renat y Chistopher, durante el día habían aprovechado para comprar todo lo necesario para el viaje, ademas un jovenzuelo había traído una carta sellada para el señor Erwin, la carta estaba sellada con un lacre en forma de mano y de color purpura, tras leerla se le advertía de que era la ultima advertencia y se le encomiaba a que entregara las 20000 coronas de oro en menos de una semana o que las llevara personalmente hasta Middenheim, junto a la carta había una parte del mechón de pelo que le habían arrancado días atrás en Kemperbad, tras esta inquietante carta y tras no suceder nada extraño durante la noche, al día siguiente partieron hacia la maquina de señales, al mediodía del tercer día desde que salieron de Altdorf por fin vislumbraron su objetivo, aun no estaba acabada, se podían ver las maderas en forma de andamios que la rodeaban, pero no se veía ni rastro de ningún enano trabajando, aunque teniendo en cuenta la hora que era seguramente estuvieran recuperando fuerzas con un bien merecido almuerzo...




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